lunes, 23 de febrero de 2009

MITOS Y REALIDADES DEL DENTISTA


Sobre el dentista y su labor hay demasiados mitos, demasiadas falsedades que se transmiten como palabra santa y que contribuyen a empeorar la salud dentaria, a agravar el temor y a evitar la visita preventiva periódica al dentista

Mito:
El diente curado no sufre más caries.

Realidad

Los arreglos de caries sólo rellenan la cavidad existente, limpiada con el torno. Al lado, si no se hace una buena higiene dental, se puede formar otra caries.



Mito
El dentista hace doler.


Realidad
La anestesia local que debe usar siempre el dentista debe eliminar absolutamente todo dolor y el paciente tiene derecho a exigir que así sea, aun cuando haya que repetir la aplicación del líquido anestésico.



Mito
En el embarazo, no hay que visitar al dentista. Y nunca una extracción en el período menstrual.


Realidad
Sólo hay que evitar las radiografías durante los 3 primeros meses de embarazo. Los tratamientos de rutina pueden cumplirse sin ningún temor. Aun hacia fines del embarazo. Las encías pueden ser tratadas, pero serían preferibles las terapias previas. Y el período menstrual, hecho fisiológico, normal, no es impedimento para nada.



Mito
Mejor que dentífrico es lo que usaba la abuela, como sal, carbón en polvo, cascarilla de arroz y otros polvos más. Y es mejor frotarse con el dedo, que no daña.


Realidad
Para quitar la placa microbiana basta un cepillo blando con una pasta blanda, no polvos que rallan y gastan los dientes. Los dentífricos corrientes tienen sustancias preventivas, como flúor, antisarros y refrescantes. Un cepillo blando, usado con minuciosidad y sin violencia, no daña y limpia mejor, porque llega a zonas inaccesibles para la yema del dedo. El dedo sirve para masajear las encías después del cepillado.


Mito
Si las encías sangran, es mejor no tocarlas con el cepillo o el hilo. O: Si las encías sangran, mejor, hay que darles fuerte con el cepillo y el hilo.


Realidad
Cuando las encías sangran es porque están enfermas. No las cura ni sólo cepillarse ni sólo dejar de cepillarse. Pueden sangrar después del tratamiento, pero terminan por curarse y no sangran más.



Mito
Para el dolor de muelas, una aspirina en la encía junto al diente.


Realidad
Sólo por sugestión podría aliviar. La aspirina actúa por ingestión: hay que tomarla. Aplicada a la encía, quema; porque es un ácido.



Mito
Cuando se usa un juego de dentaduras postizas, la superior, lógicamente tiene que caerse en la boca y crear problemas; en cambio, la inferior se queda apoyada en la mandíbula.


Realidad
La prótesis inferior está apoyada, pero también la rodean músculos de la mejilla, la lengua y la masticación. La superior se mantiene adherida al paladar como por una ventosa. Con el tiempo y la práctica, se aprende a manejar la dentadura inferior, con bastante eficacia.


Mito
Las dentaduras postizas son para siempre.


Realidad
Las dentaduras no se alteran con el tiempo, pero la boca sí. Cuando las encías se achican, las prótesis se aflojan y pueden causar daños por el roce constante. Pueden hacerse readaptaciones periódicas, pero lo mejor es finalmente renovar la dentadura.



Mito
Si una criatura se chupa el dedo, empuja los dientes para afuera.

Realidad
Es normal el hábito de succión del pulgar en el niño y lo hace feliz, sin deformarle la boca. Desaparece hacia los 3 años. Si persiste más allá de los 4 a 5 años, entonces sí puede deformar los dientes delanteros.



Mito
No hay que curar las caries de los dientes de leche porque se caen y salen los definitivos.


Realidad
El niño sin dientes no mastica ni habla bien y se ve mal. Los dientes vecinos se corren y no dejan lugar para los permanentes o salen fuera de línea o amontonados. Por eso, al extraer un diente primario, se coloca un dispositivo que guarda el espacio.



Mito
No hace falta cepillar los dientes de leche.


Realidad
Los chicos necesitan la higiene bucal más que nadie, porque sus dientes son más débiles y porque consumen más golosinas, leches chocolateadas
, gaseosas y otras fuentes de caries. Los padres deben ocuparse del cepillado tan pronto como aparezcan los primeros dientes. Aun antes, conviene iniciar el hábito masajeando con una gasa limpia las encías desdentadas cómo Elegir un Dentista: Más Efectivas que las Estrategias Sistemáticas “De Boca en Boca”, Programas de Beneficios Expanden las Opciones de la Selección.